La diablerie puede resultar algo muy atractivo para muchos jugadores. En realidad, se trata de una forma rápida de subir generación y conseguir jugosos poderes que de otro modo, el vampiro tendría vetados sin perder una parte de si mismos (Los vampiros del Sabat con Vaulderie consiguen poderes de otros, pero lo cierto es que se unen cada vez más entre ellos con sus ventajas e inconvenientes).
No obstante, puede pasar que los jugadores de vampiro se quieran pasar de listos y digan "Muy bien, empiezo a diabolizar a todos".
Si ves que esto pasa, como narrador puedes terminar de forma brutal con la partida (dos nictukus sueltos matan que da a gusto... también para dar más por culo y en vista de que el diabolista de turno puede ser un vampiro gangrel o de otro clan o línea de sangre que huya al bosque, soltarle a Enkidu y a los 3 antedilubianos gangrel así como el primer ronin y Zhyzhak, puedes justificar esas sueltas de lupinos de la espiral y el Wyrm con un "te confundí con un lupino") .
Si las diableries no se realizaron, pero el narrador sospecha que puede haberlas, se pueden imponer una serie de condiciones.
Si el jugador diaboliza a un vampiro que viene a matar a su personaje, el narrador a mi parecer no tendría que ponerle restricciones excepto tal vez alguna pérdida de humanidad temporal. El vampiro se embruteció al verse forzado a realizar tal acto. Tampoco ha de contar con las diableries en las cuales el diabolizado se deja diabolizar voluntariamente, sin poderes de control mental (es algo muy común en los vampiro salubri) y otras pocas circunstancias más a discrepción del narrador.
Ahora paso a los castigos del resto de casos:
Si el diabolista es de una generación inferior al diabolizado, sería bueno que el narrador exija al jugador hacer una tirada de dificultad mínima 6 y dificultad máxima 5+diferencia entre generación entre diabolista y diabolizado hasta un máximo de 9. Solo el éxito de la tirada evita que sea el diabolizado quien tome el control del cuerpo del que cometió diablerie. En otro caso, el cainista que haya muerto en la diablerie será quien controle el cuerpo del que cometió la diablerie. Dicho de otro modo, será el jugador del personaje muerto si era un jugador quien tenga la ficha.
En otro caso (y en el caso de que el diabolista que era de generación inferior al diabolizaro logre no ser esclavo dentro de su propio cuerpo), existen unas reglas concretas de premio-castigo de la diablerie.
El diabolista aparte de sus debilidades de clan, recibirá las debilidades del clan del vampiro que fue diabolizado, si diaboliza a uno de su clán, su debilidad se duplicará (dicho de otra forma: Un lasombra será el doble de sensible a la luz de forma que incluso la luna le quemará como si fuera el sol o un Toreador se quedará empanado con solo ver una lata de comida vacía en la calle de una forma concreta o un gangrel diabolista que entre en frenesí, adquirirá 2 rasgos animales en lugar de 1).
El diabolizado hará una tirada de fuerza de voluntad (dificultad 8) Cada éxito representa un fragmento de su alma que sobrevive en quien hace diablerie, el éxito significa una beta negra en el diabolista, el fallo es pequeñas venas y el fracaso (obtener 1 en la tirada) significa que ante incursiones, aparecerá como que el diabolista no hizo diablerie. Ahora viene el punto de gracia para el narrador.
Cuando el narrador considere oportuno, el narrador puede hacer una tirada contra la fuerza de voluntad actual del diabolista. Cada éxito da un impulso mayor por cada éxito (incluso si es suicida como por ejemplo caminar bajo el sol). Dado que esos fragmentos están en el alma del cainista, creerá que el impulso es propio. Esto puede hacer la no vida del cainista un infierno.
Los fragmentos de los destruidos por el diabolista pueden unirse para hacer que la no vida del cainista sea un infierno antes de destruirlo de forma definitiva. Como los vampiros son rencorosos, de una manera dolorosa. Dicho de otro modo: Los fragmentos y las betas del alma de otros lo que harán será hacer que el diabolista se gane enemigos en cuantos círculos pueda estar antes de por ejemplo, tener una muerte estacado bajo el sol y comprometiendo la mascarada (por poner un ejemplo, en ese sentido, lo mejor es dejarlo a la más retorcida imaginación del narrador como morirá el diabolista)
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